El muro de la discordia
- Rosario Gabino
- Buenos Aires

El polémico muro mide tres metros de alto y se prevé que tenga 270 metros de largo.
Dos distritos bonaerenses se enfrentan por la construcción de una muralla que impedirá que los habitantes del barrio Villa Jardín puedan acceder al exclusivo barrio de La Horqueta, al norte de la capital argentina.
La polémica comenzó luego de que el intendente de San Isidro ordenara levantar un muro para evitar que entren ladrones desde el barrio Villa Jardín, ubicado en el partido de San Fernando.
Villa Jardín -un barrio obrero urbanizado- dista sólo 400 metros de La Horqueta, una de las zonas más lujosas de la provincia de Buenos Aires, donde 33 propietarios reclamaron la construcción de esta pared con rejas que surcará la calle Uruguay, que divide San Isidro y San Fernando.
El muro mide tres metros de alto y se prevé que llegue a tener 270 metros de largo.
"No es un muro," insistió a BBC Mundo el intendente de San Isidro, Gustavo Posse, autor de la medida. "Son bloques de cemento como los que hay en las autopistas para que la gente no salte."
El objetivo, según Posse, es "producir una recirculación de una zona de corredores que están invadidos por delincuentes. Mi deber es defender a los vecinos de San Isidro."
Acto "fascista"

Algunos vecinos echaron a los operarios que levantaban el muro y ya ha habido enfrentamientos entre ciudadanos.
El levantamiento del muro indignó a las autoridades de San Fernando, que dicen no haber sido consultadas.
Víctor Ingrassia, secretario de gobierno de San Fernando, dijo a BBC Mundo que la medida es "de corte fascista y xenófobo". El funcionario presentó este miércoles un recurso de amparo ante la justicia para impedir que se siga construyendo la pared.
"Nos oponemos a este acto inconsulto y patoteril. Reaccionamos solicitando la intervención de la justicia. Hay chicos que no pueden ir al colegio porque han cortado su ruta de acceso a la escuela, gente que no puede circular con su vehículo", afirmó Ingrassia.
"Hay una velada acusación de delincuentes a todos los pobres. Villa Jardín no es ningún barrio peligroso. Es un barrio de trabajadores, urbanizado, hay calles de asfalto, lotes perfectamente establecidos, catastrados. No es una villa de emergencia", agregó.
Desde que este martes comenzara la construcción del muro, Villa Jardín se ha convertido en un hervidero. Junto al paredón, los vecinos de San Fernando pintaron con rojo "Somos iguales". "Posse, la dictadura ya se acabó", rezaba una pancarta colgada de las rejas.
Los vecinos llegaron a echar a los operarios que levantaban la construcción, y el miércoles hubo enfrentamientos entre ciudadanos que comenzaron a doblar algunos de los pilotes de hierro que se estaban colocando.
Vecinos en pugna
La medida enfrenta a los habitantes de ambos lados. Sonia Ortiz, vecina de San Fernando, dijo a BBC Mundo: "No soy villera ni delincuente. Acá no somos todos ladrones, la mayoría de la gente es honesta y trabajadora. Nos están enjaulando como animales".
Pero más allá de la pared muchos respiran aliviados. Un vecino -que prefirió no dar su nombre- dijo: "Me parece perfecto que acorralen al ladrón en su madriguera. Aquí estamos todos de acuerdo con la valla. Lo que pasa es que nadie lo quiere admitir ante los periodistas".
Asimismo, otro sanisidrense llamado Federico dijo estar en desacuerdo con la medida. "No soy rico ni pobre. Soy uno más de la clase media empobrecida y no me gusta esta división. Creo que genera más tensión que seguridad", afirmó.
La idea del intendente de San Isidro no es nueva. Recientemente, el gobierno de Río de Janeiro comenzó a construir muros de varios kilómetros de largo para evitar la expansión de las favelas y proteger, según las autoridades, la vegetación del bosque.