Hablando con los hondureños
- Eric Lemus
- Honduras

Los capitalinos siguen su rutina ajenos aparentemente al ritmo de la crisis política.
El Congreso hondureño endureció las medidas para garantizar el orden público este miércoles, pero los capitalinos siguen su rutina, aparentemente ajenos al ritmo de la crisis política que vive el país desde el pasado domingo.
El portero de uno de los hoteles ubicados en la zona de la alameda sonríe cuando observa que poco a poco empiezan a llegar los simpatizantes del llamado movimiento "Sí a la cuarta urna".
Miguel calcula que los manifestantes solamente permanecerán durante la mañana.
Uno de ellos, que está preparado con una camisa extra y un pañuelo para cubrir su rostro, le dijo a BBC Mundo que se harán "escuchar a pesar del riesgo".
Los integrantes del ejército y la policía que resguardan la casa de gobierno, el escenario de la batalla campal del lunes, no se inmutan, a pesar de que están a sólo doscientos metros de distancia.
Camisas blancas
Horas más tarde y en otro punto de la periferia de la capital hondureña, una marcha avanza hacia la sede de Naciones Unidas.
Cientos de personas llevan camisas blancas y velas encendidas para "pedir por la paz y la democracia".
La Alianza por la Paz organizó una marcha en Tegucigalpa.
Una de las emisoras locales informa que la misma actividad fue organizada en otras provincias del país, como Choluteca, en el sur, y en ciudades como La Ceiba y Puerto Cortés, en la costa atlántica.
Fernando Agüero, entrevistado por la cadena HRN, dijo que la "convocatoria pública es para manifestar apoyo a las nuevas autoridades y a la fuerza armada con un solo fin: ¡Honduras, Honduras!", alza la voz, emocionado.
Para este jueves, ambos sectores han anunciado que realizarán más demostraciones en la calle.
Pese a los esfuerzos de los grupos protagonistas de la crisis, donde unos y otros buscan hacerse ver, Gladis está más preocupada por el regreso a su casa.
Ella trabaja como dependienta en una tienda de servicios en un centro comercial, y luce agobiada por el toque de queda porque vive a una hora de distancia.
"No es lejos, pero así como están las cosas ahora, el bus tarda demasiado y uno no sabe cómo va esto", le dijo a BBC Mundo.
Los hondureños prefieren callar ante los desconocidos.
Y cuando Gladis habla de "esto" también se refiere al mismo tema de conversación en torno al que discuten dos taxistas que aguardan por clientes a las afueras del establecimiento.
"(El comisionado de Derechos Humanos, Ramón) Custodio dijo que hay que hacer un plebiscito y que así se arregla esto", comenta el primero. "Pero eso ni lo han mencionado los del Congreso", responde el otro, al tiempo que baja la voz al percatarse que este reportero escucha la discusión.
Aparentemente ajenos a la crisis, pero los hondureños prefieren callar ante los desconocidos.
"Mmm… no le sabría decir", responde uno de ellos cuando pregunto si habrá marcha al día siguiente.
Salida política
Este miércoles, Ramón Custodio, fue el único en proponer una salida diplomática a la crisis política hondureña.
Y aunque no fue un tema de discusión pública entre los políticos, sí fue del conocimiento de esos ciudadanos que lucen distantes a todo lo que pasa alrededor.
Un joven que entra presuroso a un cyber café señala a otro usuario una dirección web donde hay información al respecto. "¿Te fijaste? ¡Cheque!", responde con un gesto aprobatorio.
Custodio, que fundó el Comité para la Defensa de los Derechos Humanos en Honduras (CODEH) en 1981, sugirió que el Tribunal Supremo Electoral (TSE) organice un plebiscito para preguntar a los ciudadanos si quieren o no que Zelaya vuelva a la presidencia.
Sin embargo, en ninguna de sus conferencias, el designado presidente Roberto Micheletti ha hablado de negociación o de consultas públicas.
Al finalizar la última de las comparecencias del funcionario ante la prensa extranjera, en la puerta de salida de Casa Presidencial, un soldado observa el cielo gris y advierte a un compañero: "parece que va a estar lloviendo recio".