Bolivia: polémica venta de alimentos
- Mery Vaca
- Bolivia

El programa de venta de alimentos del gobierno ha llevado a una reducción de los precios.
Arroz, harina, carne de res, carne de pollo y aceite son los productos que se venden, por temporadas y a bajo precio, en las tiendas instaladas por el gobierno de Evo Morales, como una forma de combatir el alza de precios.
La medida tomó fuerza el 2008, cuando la inflación cerró en 11,8% debido a la constante subida de los precios de los alimentos. En cambio, en los últimos meses, el Instituto Nacional de Estadística reportó una deflación, es decir, el índice de precios al consumidor fue negativo.
Si bien la decisión del gobierno de comercializar e, incluso, de importar y producir sus propios alimentos provocó tensiones con los empresarios del oriente boliviano, se produjo una reducción en los precios en el comercio privado.
Benigna Lira es un ama de casa boliviana que el sábado pasado hacía las compras en el mercado Villa Fátima de La Paz. Ella pasó por la tienda gubernamental para adquirir arroz y contó a BBC Mundo que pudo reducir sus costos alimenticios porque desde el año pasado compra productos de las tiendas instaladas por la Empresa de Apoyo a la producción de Alimentos (EMAPA).
Doña Benigna dice que en el aceite encontró una diferencia de 10 bolivianos en el envase de cinco litros, lo que equivale a 20% de disminución en el precio.
Pan a precio congelado
En el último mes, el gobierno ha impulsado la venta de harina importada de Argentina, lo que ha permitido congelar el precio del pan, explica a BBC Mundo el director de Insumos Bolivia, Oscar Sandy.
El funcionario dice que, en principio, la harina importada a bajo precio se vendía sólo a los fabricantes de pan, con la condición de que no suban el precio del producto final. Sin embargo, ahora, la harina también se vende de manera directa a la población en cantidades pequeñas.
Sandy comenta que con esta política, el gobierno de Morales ha logrado "regular los precios del mercado y aportar a los temas de seguridad alimentaria". Agrega que esta fue una forma de enfrentar la crisis alimentaria y financiera.
Una medida polémica
Algunos empresarios agropecuarios señalan que el programa del gobierno distorsiona el mercado.
Sin embargo, cuando se puso en marcha esta política, los empresarios agropecuarios de Santa reaccionaron indignados porque, además de producir sus propios alimentos, el gobierno dispuso la restricción de algunas exportaciones, sobre todo de aceite y maíz. Los empresarios argumentaron que estaban perdiendo mercados en el exterior.
Sin embargo, ahora las cosas cambiaron porque el Poder Ejecutivo y los agropecuarios del oriente iniciaron un proceso de concertación. El presidente de la Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO), Mauricio Roca, dijo a BBC Mundo que la producción promovida por el gobierno y la producción privada "pueden coexistir, en la medida en que la primera cumpla su rol y no distorsione el mercado".
Y, de parte del gobierno, Sandy dice que "importamos aquellos productos que no producimos en cantidades suficientes de acuerdo a la demanda existente".
Ese es el caso de la harina, pues Bolivia reporta un déficit de producción de trigo y de harina.
Otros productos
Benigna Lira, compra productos de las tiendas del Estado
Pero, además de importar alimentos, el gobierno ha optado por la elaboración directa. Es el caso del aceite, que es producido por el estado. Al respecto, doña Benigna Lira se pregunta si este aceite tendrá la misma calidad que el fabricado por el sector privado.
En el caso del arroz, el estado ha impulsado la actividad de los pequeños productores, cuya mercadería es acopiada en un solo lugar y luego es distribuida a través de las tiendas gubernamentales.
Y, en el caso de la carne, el gobierno recurrió a la compra directa de los ganaderos e, incluso, la ex ministra de Producción, Susana Rivero, llegó a transportar personalmente la carne en aviones militares para su distribución en La Paz y El Alto.
Estos productos estatales, sin embargo, no se venden todos al mismo tiempo, sino, de acuerdo a la escasez de uno u otro alimento o, según la variación de precios.