Última actualización: lunes, 22 de junio de 2009 - 16:33 GMT

Caza de ballenas: en busca de un pacto

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La reunión anual de la Comisión Ballenera Internacional comenzó en la isla de Madeira, Portugal con el desafío de alcanzar, tras un año de negociaciones, un acuerdo entre los países que apoyan la conservación de las ballenas y Japón, uno de los principales cazadores de esos cetáceos.

Algunos apuestan por un pacto que reduzca el número de ballenas sacrificadas anualmente y reglamente su caza.

Otros están a favor de un acuerdo que promueva la conservación de las ballenas.

Sin embargo, existe escepticismo sobre lo que realmente pueda conseguir la organización.

clic Participe: Ballenas: ¿conservación o explotación?

El enviado especial de la BBC a Madeira, Richard Black, indicó que de suscribirse el pacto, Japón deberá comprometerse a disminuir la caza de ballenas en las aguas del Antártico.

A cambio, la nación asiática pedirá que se le permita volver a ejercer el derecho de cazar ballenas en sus costas, bajo un esquema cuasi-comercial.

¿Un año más?

Hace un año las conversaciones de la Comisión Ballenera Internacional se iniciaron con el objetivo de que en esta semana se vieran sus frutos. Sin embargo, estos no se vislumbran.

Los 85 miembros del organismo deben decidir si vale la pena continuar con las negociaciones por un año más.

Humberto Rosa, ministro de medio ambiente portugués, indicó que, en principio, no se oponía a la caza de ballenas en las costas.

Ballena cazada en Japón

Algunos países quieren que Japón frene la cacería de ballenas.

“Se debe hacer, en mi opinión, de una forma condicionada, de tal manera que no tengamos cacería de ballenas en cualquier lugar del planeta, sino sólo en circunstancias restringidas y controladas”, afirmó el funcionario.

Pese a que hay tensiones latentes y el riego de que las negociaciones colapsen, países como Estados Unidos y Japón quieren que las conversaciones continúen.

“No alcanzamos lo que nos habíamos propuesto, pero hay muchas ideas sobre cómo conseguirlo”, le dijo William Hogarth, presidente de la Comisión Ballenera Internacional, a la BBC.

“Hay países que se toman estos temas muy seriamente y algunas entidades no ceden absolutamente nada, lo cual hace la situación más complicada”, señaló Hogarth.

La principal petición de las naciones que condenan la cacería de ballenas es que Japón termine su programa científico de cacería de ballenas o lo someta a la supervisión internacional.

La Convención Internacional para la Reglamentación de la Caza de Ballenas (ICRW, por sus siglas en inglés) le permite a cualquier país que cace tantas ballenas como necesite para fines científicos.

Los críticos sostienen que la medida nunca tuvo la intención de que se sacrificaran los cientos de cetáceos que mueren anualmente.

El principal objetivo de Japón es que, a cuatro de sus comunidades costeras, se les permita cazar 150 ballenas visón cada año para su consumo local.

¿Y la posición europea?

Legalizando la caza

  • Objeción: Un país se opone formalmente a la moratoria de la IWC y se declara exento. Ejemplo: Noruega
  • Ciencia: Una nación consigue “permisos científicos” de manera unilateral. Cualquier miembro de la IWC puede tenerlos. Ejemplo: Japón.
  • Indígenas: La IWC concede permisos a comunidades indígenas para que se alimenten. Ejemplo: los Inupiat en Alaska.

Gran Bretaña y sus aliados europeos quieren que las negociaciones continúen por un año más.

Sin embargo, algunos delegados sugirieron que las fuertes divisiones podrían forzar al término del proceso antes del fin de la semana.

También está previsto que se lleven a cabo intensas discusiones en torno a Islandia, cuyo gobierno autorizó este año un aumento sustancial del número de ballenas de aleta que se pueden cazar.

Este tipo de ballenas es considerado una especie en peligro de extinción en todo el mundo.

Islandia, que busca integrarse en la Unión Europea como una forma de aliviar la crisis financiera que atraviesa, está bajo el escrutinio de algunos países del bloque que quieren que, antes de que se le permita su ingreso, renuncie a la caza de ballenas.

Por otra parte, está la polémica propuesta de Groenlandia de añadir la ballena jorobada a las especies que la comunidad indígena Inuit caza para alimentarse.

Para Australia, una de las naciones que rechaza la caza de ballenas con más ahínco, la ballena jorobada es una especie casi sacrosanta.

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