La última oportunidad para el Graf Spee

  • Verónica Psetizki
  • Montevideo
Graf Spee
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Los encargados del rescate creen que el público tiene el derecho de disfrutar de estos objetos.

Un equipo de rescatistas tiene poco más de tres meses para recuperar todas las piezas que pueda del Graf Spee. Este acorazado integró la Marina de Guerra alemana durante el régimen nazi y fue hundido al final de la Batalla del Río de la Plata frente a la ciudad de Montevideo, al comienzo de la II Guerra Mundial.

Cuando el 30 de junio venza el permiso de extracción, Héctor Bado y su equipo se convertirán en los últimos buzos en haber rescatado tesoros submarinos de las costas uruguayas.

¿El motivo? Un decreto firmado por el presidente Tabaré Vázquez en 2006 que suspendió indefinidamente la recepción de solicitudes de búsquedas subacuáticas promovidas por particulares, incluyendo las que ya estaban en lista de espera. Como el rescate de objetos del Graf Spee ya había comenzado, los cazatesoros obtuvieron un permiso para trabajar por un tiempo más.

"En Uruguay durante 30 años existió una ley de barcos hundidos que los consideraba bienes de desechos que podrían ser desmantelados por quienes se interesaran en esa labor. En el nuevo gobierno (del presidente Vázquez) se empieza a cambiar esa posición, a entender que los barcos son bienes culturales y a evitar el rescate económico de esos bienes", le explicó a BBC Mundo William Rey, presidente de la Comisión de Patrimonio hasta diciembre de 2008.

¿Rescatar o no rescatar?

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El barco se hundió frente a las costas de Montevideo cuando comenzó la II Guerra Mundial.

El decreto explica que su objetivo es preservar los restos de los naufragios que yacen en aguas territoriales uruguayas "para el pueblo uruguayo de hoy y para las futuras generaciones".

Sin embargo, los buzos y empresarios que rescatan piezas de barcos sumergidos sostienen que los ciudadanos podrían disfrutar de estos objetos si se los expusiera en museos.

El buzo argentino Rubén Collado le explicó a BBC Mundo que hace unos años él y su equipo encontraron un barco inglés, el "Lord Clive", hundido cerca de la ciudad de Colonia en 1763.

"Luego de hacer la investigación llegamos a la conclusión de que el barco se podía reflotar. Nuestra idea era sacarlo para hacer un parque temático, para que la gente pudiera vivir parte de la historia recorriendo el barco. Pero el decreto dice que tenemos que dejar todo bajo el agua", indicó.

En la Comisión de Patrimonio, explicó Rey, se considera que "los bienes una vez rescatados y expuestos, en contacto con el aire, se deterioran rápidamente. Se ha entendido que como no tenemos la inversión y la tecnología necesaria para el rescate adecuado, es preferible que esos bienes permanezcan en el estado en que se encuentran, con un proceso de deterioro muy lento, a que se extraigan y se acelere su deterioro sin una tecnología que acompañe su preservación".

Bajo llave

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Algunos creen que el barco se conseva mejor bajo las aguas.

Bado asegura que tiene más de 10.000 piezas rescatadas de distintos barcos, que nadie puede ver, ni él vender. Él y otros buzos dedicados a rescatar tesoros de barcos hundidos quieren vender los objetos y obtener un rédito económico por una labor que realizaron bajo contrato con el Estado, en el que se establecía que la mitad de las ganancias sería para los particulares.

"El problema es que una parte quiere vender y la otra no", le explicó Bado a BBC Mundo. "Si el Estado no hace las divisiones, yo no puedo vender algo que no es mío", señaló. El buzo indicó que el Estado no tiene voluntad de vender los objetos ni el dinero necesario para comprarle a él su parte y convertirse en único dueño de las piezas rescatadas.

El mismo decreto admite que el Estado carece de recursos para hacerse cargo de la cuota parte de los bienes culturales que le pertenecen, lo que pone en riesgo su conservación.

Bado entiende que la norma hace que la población "no pueda ver nada e incluso que se robe, porque en algunas ferias se venden objetos sacados de naufragios que nosotros hallamos".

"Nos costó US$1 millón rescatar un barco sumergido en el Cabo Polonio desde 1753, -Nuestra Señora del Rosario-. La Comisión de Patrimonio no nos otorga el permiso para extraer objetos y buzos particulares los roban y los venden. Allí no hay guardia de la Armada. Lograron encontrar una caja que traían los padres franciscanos en 1753 y luego venden las medallas en la feria de la Paloma. Por 5 cruces piden $100 (US$4)".

Rey cree que debería existir una policía patrimonial que controle mejor las aguas para evitar que se produzca este trabajo ilegal.

La controvertida águila del Graf Spee

En 2004 la expedición de Bado y su equipo al Graf Spee concitó la atención mundial, al lograr rescatar de la popa del barco el águila de bronce que lleva una esvástica en sus garras, símbolo de la marina de guerra nazi. El águila, por la que, según Bado, han ofrecido US$20 millones, "está en una caja juntando polvo", indicó el buzo.

Rey, de la Comisión de Patrimonio, dijo, a título personal, que "los particulares que están vinculados a este rescate a veces exageran el precio de la pieza, sobre todo porque en general las casas de remates internacionales como Christie's y Sotheby's no rematan piezas vinculadas al nazismo, con lo que el mercado se achica enormemente".

Según las leyes internacionales, en los casos de barcos de guerra hundidos el buque pertenece al país de bandera, en este caso, Alemania.

"Que se quede"

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El águila fue rescatada durante una expedición en 2004.

Bado señaló que "Alemania no quiere saber nada con el Águila. Le pidió a Uruguay que no sean exhibidos, exportados o vendidos, ni el Águila ni cualquier otro elemento que se haya extraído del Graf Spee. Pidieron que se queden en Uruguay y guardados", aseguró. Rey le dijo a BBC Mundo que "ésa es la impresión que yo tengo luego de haberme reunido con el embajador alemán en dos oportunidades acerca de este tema".

"A Alemania, por un lado, no le debe gustar que la pieza se transforme en un trofeo de guerra para cualquiera de las naciones que pelearon contra ese país, ni que algún grupo neonazi lo transforme en un recuerdo y en un trofeo bastante negativo. Por otro, le debe resultar complicado llevársela para ponerla en un museo porque también se transforma en un objeto de conflictividad".

"Yo le transmití en ese momento, como presidente de la Comisión de Patrimonio, que Uruguay no tenía capacidad para pagar la mitad del precio de la pieza al privado para que realmente pueda quedar y no llevarla al mercado internacional".

Hasta ahora Alemania no ha hecho una oferta al gobierno uruguayo por lo que la situación permanece empantanada.

A juicio

Algunos buscadores de tesoros están estudiando la posibilidad de demandar al Estado por no permitirles vender objetos recuperados de barcos que naufragaron. Collado es uno de los que analiza esa posibilidad.

"El mes que viene vamos a empezar el juicio porque nos cambiaron las reglas de juego. Se suspende una ley, no se puede tocar ni un barco, no se puede sacar nada de los barcos. Están todos los rescates detenidos y vamos a hacer un juicio contra el Estado. Esperemos que el gobierno quiera negociar con nosotros; si no habrá que esperar al próximo gobierno a ver qué pasa".

Bado, reconociendo que una demanda "puede llevar muchos años" le dijo a BBC Mundo: que "la intención es revertir este decreto. Tenemos 180 barcos hundidos de Montevideo al Cabo Polonio y queremos trabajar".