A más despidos, más galerías

  • Sergio Correa
  • BBC Mundo, Berlín
Exposición alternativa en Berlín
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Los artistas en Berlín inventan alternativas para no depender de galeristas y curadores.

La "rent a gallery" es a todas luces una galería extraña. Su propietaria, Angelina Probst, tiene apenas 21 años y ofrece sus paredes vacías.

Aquí se pueden alquilar desde un par de centímetros cuadrados hasta todo el espacio disponible, 170 metros cuadrados.

"Por un cuadro de un metro de ancho, el artista debe pagar US$125 por mes de alquiler de espacio, por un metro y medio, US$175, y por 2 metros, US$225", cuenta Probst, que por ahora ha dispuesto sus propios cuadros para comenzar con una experiencia inédita en Europa.

"Ahora han comenzado a expandirse muchas alternativas para las marejadas de artistas de todo el mundo que vienen atraídos por Berlín", explica el historiador de arte Ralph Mayröck.

"No hay suficientes lugares para exponer y muchas veces los dueños de galerías tienen un concepto bastante estrecho de lo que creen que es interesante o comercializable", agrega el especialista.

Productores al poder

Otra alternativa son las llamadas "galerías de productores", donde un grupo de artistas alquilan y administran ellos mismos, casi siempre de una manera provisional, su propia galería.

El objetivo de estas galerías autogestionadas es servir de trampolín para que los artistas se den a conocer y, apenas consiguen su objetivo, se disuelven.

"Para todos es un buen negocio: los artistas pueden exponer, los coleccionistas comprar barato, y hasta para los galeristas, que pueden ver cuán fácil le resulta a cada artista, por sí sólo, ingresar en el mercado, antes de pescarlo", opina el crítico Ulric Cleving.

Exposiciones efímeras

El Forgotten Bar es tan pequeño que la gente que quiere consumir su cerveza se va al borde de la calle, para dar paso a los mínimos 12 metros cuadrados dedicados a una micro galería.

Forgotten Bar
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En el Forgotten Bar hay una exposición nueva cada día, de diferentes disciplinas artísticas.

Afuera, los parroquianos amantes del arte y de la cerveza, esperan su turno para ingresan al espacio y ver que hay colgado ese día.

Y es que en el Forgotten Bar hay una exposición nueva cada día, de diferentes disciplinas artísticas.

"Pintamos, pusimos clavos y estantes, instalamos una heladera y una barra, llamamos a miles de amigos artistas y comenzamos la galería", comenta uno de los dos socios del bar, Maike Cruse, quien vende cerveza, limpia el piso, da precios de obras y hasta opina sobre alguna de ellas.

Autos y óleos

La altamente inestable economía berlinesa les deja algunas presas a los artistas: da lo mismo el abandonado local de un banco, una ex carnicería, una fracasada tienda de frutas y verduras, todo puede ser usado como galería por iniciativas de artistas como Caravan Berlin o Schikeria Berlin.

Schickeria Berlin invita a exponer a artistas conocidos junto a otros aún no tan vistos, en curiosos lugares, el último de los cuales fue un lavadero de autos abandonados.

Los visitantes se enteran por un mensaje de texto cuál será el próximo lugar de exhibición, que siempre irá acompañada, como casi toda reunión en Berlín, por una fiesta a ritmo electro.

"No siempre se venden cuadros", comenta Michael, un pintor que participa de una de las muestras, "pero es mejor que estar detrás del capricho de los galeristas o con tus cuadro en tu casa", añade, mientras vacía una cerveza y se mueve al ritmo de la música.

La eficacia de estas nuevas galerías ha quedado demostrada, ya que muchos artistas se han hecho conocidos a través de sus exposiciones alternativas.

Por ahora su existencia está auxiliada por la inestabilidad económica de Berlín y por sus muchos lugares vacíos, además del imbatible afán de sus habitantes de experimentar cosas nuevas.

Quién sabe si en una de estas expo-fiestas uno se pueda encontrar con el próximo Francis Bacon.