Las egipcias contraatacan

  • Christian Fraser
  • BBC, El Cairo
Egipcias en pleno entrenamiento
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En las clases aprender las herramientas que les permitirán defenderse en caso de ser atacadas.

En el salón de entrenamiento de artes marciales, en un suburbio de clase trabajadora en El Cairo, un grupo de mujeres en uniforme de karate aprende a defenderse.

En esta sociedad dominada por hombres es poco frecuente ver a estas mujeres -con el tradicional velo cubriéndoles la cabeza- luchar cuerpo a cuerpo con un hombre.

Pero tal es la preocupación por el aumento de los casos de acoso sexual que el número de alumnas que asisten a esta clases está creciendo todos los meses.

Un estudio llevado a cabo recientemente por el Centro Egipcio por los Derechos de la Mujer muestra que no son casos aislados, sino una tendencia alarmante.

De las 2.000 mujeres egipcias entrevistadas, el 83% reconoció haber sufrido acosos de alguna clase.

El sondeo reveló un dato más sorprendente aún: cerca de dos tercios de los hombres encuestados admitió -libremente- haber abusado de alguna mujer alguna que otra vez.

Clases para todas

Una de las mujeres que decidió empezar las clases de karate es Shaza Saeed, de 14 años.

"Estaba regresando de la escuela cuando me atacaron y no supe qué hacer", me dice.

"Pero ahora he aprendido a defenderme y ya no tengo miedo. Creo que todas las niñas deberían tomar clases como ésta".

Al fondo de la sala, las madres cubiertas con el vestido islámico miran el entrenamiento con admiración.

En el pasado, algunas incluso se atrevieron a participar. En la clase hay mujeres de todas las edades. A veces practican entre ellas, a veces con un hombre.

Redo Fathy, el instructor, cree que las mujeres deben protegerse de los avances indeseados de los egipcios.

"Las niñas se enfrentan con un montón de problemas", dice. "Especialmente las adolescentes que van a la escuela secundaria. Algunas de ellas tienen que atravesar grandes distancias. Nuestro trabajo es darles las herramientas para que puedan protegerse en caso de que lo necesiten".

"Una de nuestras niñas fue atacada cuando volvía a su casa. Un chico la agarró por detrás. Ella utilizó una técnica que le enseñamos para inmovilizarlo, hasta que llegó otra gente que pudo ayudarla".

Paso adelante

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Noha logró capturar a su atacante y arrastrarlo hasta la comisaría.

Nihad Aboul-Qumsan, autora del informe que pone de relieve la magnitud del problema de acoso sexual en Egipto, dice que, en la mayoría de los casos, se le atribuye la responsabilidad de lo ocurrido a la mujer, por vestirse de forma provocativa.

"La mayoría de los entrevistados dicen que no habría tanto acoso si las mujeres se vistiesen más modestamente. Pero cuando se les preguntó a las mujeres qué tenían puesto cuando fueron atacadas, más del 70% respondió que llevaba velo".

"Ya no es válido seguir culpando a las mujeres".

Por lo general, las egipcias no reportan estos ataques para evitar la vergüenza pública o ensuciar el honor de sus familias. En todo caso, la policía no se muestra demasiado solidaria con las que lo hacen.

Sin embargo, el año pasado, un juez tomó una decisión sin precedentes: sentenció a un hombre a tres años de cárcel por acosar a una mujer en repetidas oportunidades desde su carro en El Cairo.

La víctima, Noha Ostadh, logró atraparlo y arrastrarlo hasta la comisaría más próxima.

Desde entonces, el tema ha sido discutido más abiertamente en los medios.

Recientemente, el gobierno ha reconocido el problema y el parlamento se encuentra discutiendo un proyecto de ley que califica al acoso sexual de delito y facilita el proceso para que las mujeres lo reporten.

Pero las mujeres que participan en la clase de karate afirman que la sociedad egipcia debe hacer un esfuerzo mayor y que los hombres deben aprender a refrenarse, si es que quieren ganarse en la calle el respeto que inspiran cuando practican artes marciales.