La creación tiene un precio
- Graciela Mrad
- BBC Mundo
La piratería online está revolucionando la industria discográfica y la máquina de hacer artistas, ya que la drástica baja en la venta de discos ha cambiado la manera en que los cantantes y las compañías hacen dinero y los nuevos artistas surgen cada vez más de forma independiente.

El exitoso grupo mexicano compensa las pérdidas en las ventas con el ingreso de los conciertos.
Es que cada día más personas copian gratuitamente de algún sitio en la red sus canciones favoritas en detrimento de la redituable costumbre de comprar el CD o bajar la canción de algún sitio, aunque sólo se tenga que pagar US$0,99 por cada una.
Amén de la pérdida multimillonaria que esto significa para la industria en general, los principales afectados son a veces los propios artistas, que deben ingeniárselas para compensar las pérdidas o la falta de pertenencia a un sello discográfico que los ampare.
BBC Mundo conversó con el cantante venezolano, Franco de Vita, y con la banda mexicana Café Tacuba, para ver cómo están siendo afectados por este fenómeno.
Los perjudicados
Franco De Vita, el cantante y compositor venezolano, es un ejemplo entre tantos que abundan en la industria.
"Ya no vendemos la misma cantidad de antes. Es terrible", asegura, pero aclara que sintió el cimbronazo recién con su último disco "Simplemente la verdad" (Sony BMG - 2009).
Además, la baja en las ventas lleva a otros problemas, tornándose en un círculo vicioso.
"En este negocio... tanto vendes tanto vales: ese es el concepto de una compañía discográfica". "Cuando tus ventas bajan, ya no te promocionan, no te hacen videoclips...", explica.
Para De Vita, con la piratería se está perdiendo también la cultura del disco y el valor del artista.
"El artista pasó por tanto para lograr ese producto final que luego lo obtienes tan fácil como pisar un botón y de manera gratuita, y hasta a veces se lo desecha", reflexiona el cantautor desde Caracas en entrevista con BBC Mundo.
Problema de educación
Este músico asegura, al contrario de lo que podría imaginarse, que la raíz del problema pasa por la educación y no tanto por el tema económico.
"Hay que educar a las nuevas generaciones, explicarles que se trata de un proceso, que hay gente que vive de esto, que la creación tiene un precio".
Según De Vita, los artistas y los medios de comunicación son los responsables de no concienciar a las personas que copian gratuitamente música en internet.
"La gente no entiende por qué no tiene que hacerlo. Es un error, está desmejorando la industria y la economía de la gente que está alrededor de eso", indica.
Según su experiencia, De Vita afirma que los adolescentes son los que más ‘bajan' música de internet.
"Estamos creando una generación totalmente distinta, tienen muchísima oferta, no valoran lo que bajan y lo tiran a la basura".
Aunque aclara que de alguna manera es comprensible, ya que "hay mucha porquería también; en la radio promocionan música, la gente la compra y resulta que no servía para nada".
Además, informa que ahora cada país lanza el producto que cree necesario, mientras que antes del fenómeno de la piratería online se llevaban a cabo planes desde una central, generalmente en Estados Unidos, donde se armaban megaproyectos para el artista que luego se llevaban a otros países.
Pero ese apoyo ahora "sólo lo tienen los mega-artistas".
Al daño de la piratería se suman otros factores, según la experiencia del cantautor. "La situación económica mundial, la gripe porcina en México -que es un gran mercado discográfico-, todo te afecta".
De Vita alerta que el fenómeno tiene un mayor impacto dependiendo de la región.
"Si te vas hacia el sur se siente más: Colombia, Perú, Paraguay, Ecuador, Bolivia. En estos países ya no existen las tiendas de discos, salvo algunas en las grandes ciudades".
Además, critica que las casas de discos no se hayan adecuado a las nuevas épocas.
"Podrían tener una sala con internet, un sitio de reunión, un escenario donde los jóvenes puedan presentar su música. Hay que cambiar el concepto y convertirlas en un sitio de contacto", sugiere.
Sin embargo, destaca que este problema no le afecta a las superestrellas. "A Madonna... ¿qué más le da? Ya tiene su imperio montado", reflexiona.
Para compensar las pérdidas sufridas en las ventas, De Vita se dedica a dar más conciertos, a los que asisten cada vez más personas. "Es la única forma. Un concierto en vivo es la única cosa que no se puede piratear".
Artistas independientes
Sin embargo, subraya que los más afectados son los artistas jóvenes, quienes no cuentan con los servicios de las discográficas y dependen del boca a boca.

El cantante venezolano sugiere que las casas de discos ofrezcan un espacio de reunión para los escuchas.
"Antes, las disqueras destinaban dinero para los artistas. Ahora las disqueras van a su aire".
Así, los nuevos talentos deben convertirse en artistas independientes para sobrevivir.
Como es el caso del colombiano Erik Monterrosa, que asegura que ha debido costearse todo, ya que las discográficas, al estar tan dañadas por la falta de ventas, ya casi no fomentan nuevos talentos como lo hacían antes.
Conocido como Monte Rosa entre sus fans latinoamericanos, le dice a BBC Mundo que la forma en que se hace conocer es a través de amigos que se pasan sus temas por MP3.
El circuito sigue hasta que alguien "sube" sus temas a un sitio ilegal que regala las descargas.
"Lo que equivale a simplemente expropiar música sin darle el porcentaje al artista", señala el joven artista de 32 años que grabó su primer disco de rock en 2005 en Miami, Estados Unidos.
Esta transformación ha fomentado la creación de estudios de grabación caseros que, según Monte Rosa, tienen la misma calidad de las discográficas, pero a un costo muy inferior.
"Producir un disco en una compañía cuesta entre US$150.000 a US$200.000. Mientras, en casa me sale menos de US$10.000".
Otro tema es el de la distribución. Para ello, hay empresas de servicios a las que se les paga para que coloquen el disco en sitios legales de venta online como amazon.com o iTunes.
Lo que sí sigue siendo excluyente para los artistas independientes es entrar a la radio y a la televisión.
"No es para cualquiera. No recibes el apoyo de cantantes como Alejandro Sanz si no tienes a una disquera detrás", remarca Monte Rosa.
Otro cantautor independiente, el intérprete venezolano de música pop Roque Valero, explica que se valió del programa Protool para grabar sus tres discos de manera casera.
Y da un dato alarmante: "La industria ya no funciona en países como Venezuela. Las disqueras sólo sobreviven como distribuidoras".
Además, observa que las nuevas formas alternativas de escuchar y de grabar música ha llevado a que se pierda el ritual de abrir el disco, ver cómo se hizo, las letras de las canciones, los músicos que tocaron, los arreglos.
Valero señala que ahora las disqueras se dedican también a promover espectáculos y a hacer consultoría, como forma de recuperar el dinero invertido en el lanzamiento de discos y en la promoción de cantantes.
Otro recurso que utilizan es el de vender discos con contenido: "Con el DVD, con ringtones, con el videoclip".
Los beneficiados
Pero el fenómeno de la piratería también tiene otra cara, como lo atestigua el grupo mexicano de rock alternativo Café Tacuba.
Si bien la banda de cuatro integrantes sintió la caída en las ventas -con su primer disco "Café Tacuba", lanzado en 1992, vendió 450.000 copias, mientras que en 2007, y siendo ya un grupo consagrado, vendió entre 70.000 y 80.000 copias con su último disco "SINO" (Universal - 2007)- su música sigue "distribuyéndose y el público sigue creciendo; eso es lo que compensa".
El bajista del grupo, Enrique "Quique" Rangel Arroyo, le asegura a BBC Mundo que su grupo sigue beneficiándose, porque "hay mucha gente que no compró mi disco pero sí compró un boleto para mi concierto".
Para Quique Rangel, el público que baja su música por internet son jóvenes de 15 a 25 años.
"Se debe a muchas razones: al tiempo que pasan frente a la computadora, en el chat, haciendo tareas para el colegio, la disponibilidad de la música gratis", dice en entrevista desde México, y afirma que el factor económico influye pero no es el decisivo.
Con respecto a los motivos por los cuales hay sitios que ofrecen bajar la música gratuitamente, dice que le da "la impresión de que son gente que disfruta de la música".
A diferencia de los otros entrevistados, el roquero mexicano asegura que "la piratería no es tan grave para un grupo como nosotros que hace giras por 20 ciudades: eso compensa".
Pero Rangel aclara que, si bien no alienta la piratería, "tampoco hago un juicio moral al respecto".
"Yo comprendo por qué lo hace la gente en México: el costo del CD fue prohibitivo por mucho tiempo".
Además, Rangel cuestiona el carácter de "malos" que se les da a quienes ejercen la piratería online ya que, según él, "muchos de los que se acercan a esos sitios son personas que quieren a la música".
Y pone en perspectiva las copias ilegales, al compararlas con las que se hacían años atrás.
"Si yo quería tener un tema, esperaba que lo pasaran en la radio para grabarlo".