Las apasionadas cartas de Edith Piaf
- Gerardo Lissardy
- París

No hay certeza de la fecha en que se tomó esta foto de Edith Piaf, en la que se le en una presentación en L’Olympia de París.
Una colección de 54 cartas de amor de la cantante francesa Edith Piaf al ciclista Louis Gérardin, redactadas con la misma pasión que denotaba su voz, fueron rematadas este jueves en París por unos US$93.400.
Las cartas están firmadas por Piaf entre noviembre de 1951 y septiembre de 1952, una de las etapas menos conocidas de la vida de esta mujer, símbolo de la música parisina del siglo pasado.
“Es una colección muy emocionante”, estimó Patricia de Fougerolle, una especialista de la casa de remates Christie's, que organizó la venta, en diálogo con BBC Mundo. “Es un honor poder tener tal colección”.
La identidad del comprador, que ofertó por teléfono, no ha sido revelada, aunque se indicó que es un ciudadano francés. Christie's había previsto que la venta oscilaría entre unos US$84.000 y US$125.000.
“Muy sincera”
La correspondencia amorosa de Piaf con Gérardin comenzó cerca de dos años después de la muerte del boxeador Marcel Cerdan, considerado el gran amor de su vida, muerto en un accidente aéreo en 1949.
Aunque Piaf tuvo diversas aventuras amorosas, De Fougerolle sostuvo que las cartas demuestran una relación “muy sincera” con Gérardin, varias veces campeón francés de velocidad, a quien ella apodaba “Totó”.
“Mi querido, pienso decirte también que jamás ningún hombre me conquistó tanto como tú, y siento que hago el amor por primera vez”, escribió Piaf a Gérardin en enero de 1952, cuando debieron separarse por primera vez.
¿La vida en rosa?

La colección rematada pertenecía a una persona cuya identidad Christie's se reserva.
La colección de misivas, desconocida hasta ahora, sugiere que Piaf pensó en comenzar una nueva vida con Gérardin (y echar “una cortina sobre el pasado”, como definió una vez), incluso dejando la bebida.
“En esta correspondencia ella tiene ganas de volverse un ama de casa muy prudente, de comprar una casa, de tener un hijo”, explicó De Fougerolle.
Todo eso pese a que “Totó” era un hombre casado.
“Vas a ver cómo voy a ser dócil, seré verdaderamente tu mujer y tú tendrás todos los derechos sobre mí”, le escribió Piaf de puño y letra.
“Me has rescatado a tiempo” y “juré a la Iglesia que si tú venías no tocaría jamás un vaso de alcohol en mi vida”, agregó la cantante, que comenzó su carrera cantando en las calles y a cuyo entierro en 1963 asistieron 40.000 personas.
Las cartas a Gérardin están firmadas desde diferentes puntos de las giras de “la Môme”, escritas con una frecuencia de hasta tres veces en un mismo día, incluso a la 1:30 de la mañana.
“Angel azul”
Los mensajes de Piaf, en los que refirió a Gérardin como su “ángel azul y rubio”, suelen citar frases de sus propias canciones, como “C’est d’la faute à tes yeux” (Es por culpa de tus ojos).
También aluden a personas allegadas a la cantante, incluido su secretario y compositor Charles Aznavour.
La colección rematada pertenecía a una misma persona, cuya identidad Christie's también ha mantenido en reserva.
De Fougerolle descartó que hubiera inconvenientes de privacidad para la venta, teniendo en cuenta el tono íntimo de las cartas, y explicó que son frecuentes los remates de misivas de celebridades.
“Sí, es un asunto privado, pero (las cartas) no son difamatorias”, comentó.
La última carta
La colección rematada no incluye cartas de Gérardin, a quien se le atribuye haber dicho que “48 horas con Piaf son más agotadoras que una etapa en el Tour de France”.
En cambio, sí hay una de su esposa, Bichette Gérardin, donde le expresa su dolor por la relación que tenía con Piaf, a quien define como “un pequeño monstruo, porque hay que ser un pequeño monstruo para actuar de esa manera”.
La colección de cartas de Piaf con Gérardin se corta tras el casamiento de la cantante con su colega Jacques Pills en Nueva York, en julio de 1952.
“Totó, cuando recibas esta carta estaré casada, y debo ser honesta con Jacques y contigo. Lo hago de todo corazón y estoy contenta de hacerlo”, escribió Piaf. “Te advertí mil veces que ibas a perderme, pero tú nunca reaccionaste”.