Los que no van al G20

  • Yolanda Valery
  • BBC Mundo, Caracas
Brown y Lula en Brasil.
Pie de foto,

Los académicos coinciden en que la voz cantante la llevará el presidente Lula.

Cuando los países integrantes del Grupo de los 20 se reúnan esta semana en Londres, sus gobiernos estarán representando los intereses de cerca de 4.200 millones de personas. Pero tomarán decisiones que también afectarán el destino de otros 2.800 millones que no forman parte del club.

Acuerdos para reactivar la economía mundial, medidas para regular el negocio bancario y cambios a organismos internacionales como el Fondo Monetario para ampliar la participación de los países más pobres, son algunos de los temas en la agenda. Pero las 168 naciones de medianas y pequeñas economías, que incluyen las más pobres del mundo, no tienen voz en el asunto, como no sea a través de intermediarios. Algo que algunos especialistas consideran cuestionable. "En esta situación tan crítica que vive el mundo, hay un deterioro del multilateralismo, por el hecho de que veinte países toman decisiones por los 200.

La democracia no puede hacerla un segmento del universo para todo el universo; ahí hay una inconsecuencia", le dijo a BBC Mundo el profesor del departamento de Economía de la Universidad de Chile Ricardo French-Daviss. "Que un grupo cerrado pueda rediseñar el sistema financiero internacional como se pretende, suena altanero. Estas cumbres tienen esa pedantería de intentar hacer ingeniería social", coincidió el profesor de origen argentino del Instituto Ecuatoriano de Economía Política, Gabriel Gasave.

Interlocutor en portugués

Pero en otro punto de la región, el profesor de Finanzas Internacionales de la Universidad Católica de Venezuela, Ramiro Molina, opina que hay que tomárselo con espíritu pragmático.

"Ése es un foro que se creó así y ha venido funcionando así. No está claro que sea eficiente discutir estos temas en plataformas más amplias. No es que van a resolver el problema del África, pero esos países son las locomotoras, y si las prendes, todos se van a pegar atrás", le explicó a BBC Mundo. Por América Latina, los portavoces son Argentina, Brasil y México. Los tres académicos coinciden en que la voz cantante la llevará el presidente Lula. ¿Puede esperar la región que Brasil los represente adecuadamente? "Si bien va como gran líder de la región, va a luchar por la posición de su país, que no necesariamente estará en consonancia con el resto de naciones", opinó en Ecuador Gabriel Gasave. "Los problemas son más o menos comunes. Y de todas formas, a todos nos conviene que Brasil resuelva sus problemas, porque si hay turbulencia arrastra a unos cuantos", señaló, por su parte, Ramiro Molina. Pero para Gasave, de todas maneras no es mucho lo que puede hacer el "gigante del sur": "Latinoamérica va a estar a un costado, a ver qué se resuelve. No hay mayores ilusiones y tampoco entusiasmo". "Los dados están echados y esperemos que los países en desarrollo que han sido convocados a este evento escuchen la voz de nuestros países", manifestó en tono esperanzador, Ricardo French-Daviss.

Pedir qué

Gassave teme también que la visión que Latinoamérica lleve al foro a través de sus tres "representantes" no sea la que exige el momento económico. "Toda la región considera que la crisis es resultado del fracaso del capitalismo, el mercado libre. En que la culpa recae en Estados Unidos. Tal vez por ignorancia y mala fe no se admite que hubo un exceso de regulaciones, que era muy fácil endeudarse", comentó. En este sentido, opina, el análisis es errado pero el objetivo está bien encaminado."Lo clave que van a plantear es contra el proteccionismo económico, para que no se perjudiquen las exportaciones de materia prima", señala, al tiempo que se pronuncia por la necesidad de "abrir el marco de libertad económica, por desregular". Para el profesor French-Daviss, el otro gran tema es el acceso a "créditos rápidos sin condicionalidad, y con todo lo que sea necesario para compensar". Para eso, agrega, "el Fondo Monetario necesita plata". En Venezuela, Ramiro Molina considera que "con pequeños cambios regulatorios y facilidades a los bancos se podría ayudar a los países en desarrollo", de manera que "fluyan las operaciones de mercado entre los dos bloques". Con todo, en diferentes grados, los académicos están de acuerdo en que la reunión puede ser "un buen escenario para proponer una agenda común", en palabras de Molina. Sea que se produzca un resultado concreto o no, indicó por su parte Gasave, "siempre es bueno que los países se reúnan e intercambien opiniones. "El conocimiento fortalece la amistad. Y las cumbres son mejor que los misiles", agregó.