"Los egipcios son realistas"
- Catherine Miller
- BBC, El Cairo

Egipto fue la primera nación árabe que reconoció al Estado judío.
En El Cairo muchos viven el 30º aniversario de la firma del tratado de paz entre Egipto y Israel como un momento triste, no como una celebración.
"Es una celebración para Israel, no para Egipto, los árabes o los palestinos", señala Issam al-Aryan, de los Hermanos Musulmanes, un movimiento islamista de oposición que está prohibido en Egipto.
"Creo que después de 30 años la mayoría de los egipcios están en contra del tratado", asegura al-Aryan.
Israel ha organizado una serie de eventos para conmemorar lo que considera fue un momento decisivo en su historia: la primera vez que una nación árabe reconoció al Estado judío.
En cambio, en Egipto no hay ninguna celebración prevista. En este país las discusiones se centran en la preocupación por el nuevo gobierno de derecha israelí y en la ofensiva que se lleva a cabo en los tribunales para que Egipto deje de vender gas a Israel por debajo del precio de mercado.
Estado paria
Con el tratado Egipto aceptó normalizar las relaciones con Tel Aviv.
Bajo el tratado de 1979, Israel acordó retirarse la península del Sinaí, que había ocupado total o parcialmente desde 1967.
A cambio, Egipto aceptó desmilitarizar el área y normalizar las relaciones con Tel Aviv.
Las promesas de un acuerdo de paz global para Medio Oriente pronto quedaron sepultadas y Egipto pasó de ser un líder en el mundo árabe a ser considerado un estado paria.
Pero los defensores del tratado afirman que Egipto salió ganando a largo plazo.
"Ganó territorio, una relación importante con Estados Unidos y la reputación de ser un país pacífico", afirma el ex diplomático egipcio Ahmed Maher, quien participó en la negociación del tratado.
"Creo que al final el resultado es positivo", asegura Maher.
Pero otros piensan que la reciente ofensiva de Israel en Gaza pone en evidencia que el acuerdo debilitó a Egipto.
Pese a la indignación de los ciudadanos, el gobierno egipcio se negó a abrir los pasos fronterizos a Gaza, lo que hizo que le acusaran de poner sus relaciones con Israel y EE.UU. por encima del sufrimiento del pueblo palestino.
"En este caso la principal preocupación de Egipto fue respetar el tratado y al mismo tiempo no permitir que se convirtiera en un obstáculo para adoptar una posición contra las acciones y agresiones israelíes", afirma Maher.
"Es difícil mantener varias pelotas en el aire al mismo tiempo", concluye el diplomático.
Relaciones económicas
El tratado de paz fortaleció las relaciones económicas entre Egipto e Israel.
El gobierno de El Cairo cree que manteniendo una buena relación con Tel Aviv puede mediar entre Israel y el resto del mundo árabe.
Pero otros opinan que a Egipto le debería preocupar menos contrariar a Israel.
"Creo que El Cairo tiene argumentos sólidos para ofrecer más ayuda a los palestinos, teniendo en cuenta que Israel violó sus compromisos (bajo el tratado) al llevar a cabo acciones militares en la frontera egipcia, al no acudir a Camp David con la voluntad de llegar a un acuerdo de paz global en Medio Oriente y violar así sus compromisos con los palestinos y la ley internacional", afirma el profesor Mustafa Kamel al-Sayed, de la Universidad Americana de El Cairo.
Además de los vínculos políticos, el tratado de paz fortaleció las relaciones económicas entre Egipto e Israel, e hizo que EE.UU. proporcionara gran cantidad de ayuda económica y militar a El Cairo.
"Creo que los egipcios son realistas", asegura Magdi Tolba, director del Centro del Algodón de El Cairo, una de las fábricas textiles más grandes del país, que tiene acuerdos con Israel.
"No tienen problemas para trabajar con Israel cuando ello ayuda al crecimiento económico", asegura.
En cualquier caso Tolba admite que la continua inestabilidad regional en los últimos 30 años ha hecho que la industria no sepa si debe fortalecer los lazos con Israel.
"Hemos perdido oportunidades...en el campo económico e industrial. Si la región fuera más estable no habría limites a la cooperación".
Nuevo gobierno israelí
La llegada al poder de Benjamin Netanyahu preocupa a los egipcios.
Ahora la llegada al poder en Israel de Benjamin Netanyahu, en compañía del ultraderechista Avigdor Lieberman, quien podría ocupar la cartera de exteriores, alimenta la preocupación por la estabilidad en la región.
En el pasado Lieberman dijo que el presidente egipcio, Hosni Mubarak, "debe ir al infierno" y ha sugerido bombardear la presa de Asuán para sumergir a Egipto bajo las aguas del Nilo.
Ese lenguaje no hace de Israel "un buen socio", reconoce Ahmed Maher.
"Los israelíes son tan arrogantes...hay unos fundamentos poco firmes, pero estos han perdurado porque los egipcios han sido listos", asegura el diplomático.
"No se puede vivir de la espada tan sólo. Eso es algo de lo que los israelíes, debido a su arrogancia, no se han dado cuenta".
Muchos egipcios lamentan que el precedente del intercambio de tierra por paz no diera como resultado un acuerdo de paz global en la región.
Algunos creen que Israel devolvió el Sinaí para consolidar su poder en otros territorios ocupados y tener más capacidad para continuar su ofensiva militar contra los palestinos y el Líbano.
Hecho inevitable
Algunos piensan que la ofensiva de Israel en Gaza demuestra que el tratado debilitó a Egipto.
Aunque ahora existen rumores de un posible acuerdo entre Israel y Siria, Issam al-Aryan advierte a los sirios que no confíen en que ello ayudará a solucionar el conflicto en toda la región.
"Espero que tomen nota de los 30 años de descontento y dificultades en Egipto", asegura al-Aryan.
"Son suficientemente inteligentes como para aprender la lección: el problema no está en los altos del Golán o el Sinaí, sino en Acre, Haifa, Jaffa, Gaza o Ramala".
Pero incluso los Hermanos Musulmanes no creen que sea una buena idea que Egipto denuncie el tratado.
"Mucha gente se opone al tratado", afirma el profesor Kamel al-Sayed.
"Israel no estuvo a la altura del mismo, pero creo que los egipcios asumen el tratado como algo inevitable".