ONU reitera pedido para Birmania
- Jonathan Head
- BBC, Bangkok

El Nargis mató a unas 140.000 personas en 2008 y dejó a dos millones sin techo.
A un año del paso del devastador ciclón Nargis por el delta del Irrawaddy en Birmania, cientos de miles de personas todavía necesitan ayuda, advirtieron Naciones Unidas y organizaciones de ayuda a los damnificados.
La ONU y los países vecinos de Birmania solicitaron US$700 millones para las tareas de reconstrucción en febrero, pero hasta ahora sólo han recibido promesas de US$100 millones.
La ONU afirma que la junta que gobierna Birmania le ha permitido ingresar todo el personal necesario para asistir a los sobrevivientes, a pesar de que en el pasado presentó obstáculos.
El Nargis mató a unas 140.000 personas en 2008 y dejó a unos dos millones de birmanos sin hogar.
"Muy sospechoso"
El ciclón que azotó al fértil delta del Irrawaddy provocó un desastre humanitario de una magnitud sólo comparable a la del tsunami que asoló el sudeste asiático a fines de 2004.
Aunque las cantidades que han solicitado para Birmania representan apenas una pequeña fracción de lo que se invirtió en Indonesia tras aquella catástrofe, se ha donado muy poco hasta ahora.

Muchos de los sobrevivientes todavía viven en refugios precarios.
En la raíz del problema está, en parte, el hecho de que la mayoría de los periodistas extranjeros tienen vedado el acceso a Birmania, y por lo tanto hay poca conciencia mundial sobre la labor que realizan unas 60 agencias internacionales de asistencia.
Otro factor que aleja a los donantes es el miedo de que el dinero o las ayudas acaben dilapidadas por la junta. Un miedo que Andrew Kirkwood, de la ONG Save The Children, dice ser infundado.
"Tenemos a unos 3.000 voluntarios en el delta, y estoy 100% seguro de que las donaciones que se nos han dado llegaron exactamente a donde se suponía que debían llegar. No han habido desvíos sistemáticos de donaciones", dijo.
Buena parte de los supervivientes vivien todavía en refugios provisorios, y muchas de sus provisiones permanecen contaminadas por la sal.
A diferencia de las ayudas humanitarias, que sí se han distribuido, la reconstrucción apenas ha comenzado.
Lo único bueno que se puede destacar, dicen las agencias de ayuda humanitaria, es que han podido ingresar a Birmania todos los voluntarios que se necesitan.
De todas formas, aclaran, deben pedir permiso a una junta militar que sigue considerando sumamente sospechosa la presencia extranjera en el país.