Entre la política y la seguridad

  • Jana Beris
  • BBC Mundo, Jerusalén
Jerusalén y las banderas del Vaticano e Israel
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El Papa estará varios días en Israel, oficiando misas y reuniéndose con otros religiosos.

Israelíes y palestinos se preparan para recibir al Papa Benedicto XVI, conscientes del significado político de su visita. Pero para el Sumo Pontífice, el viaje que inicia este viernes al aterrizar en Jordania -de donde arribará el lunes a Israel- es, ante todo, una peregrinación.

"Peregrinaré a Tierra Santa para pedir al Señor, al visitar los lugares santificados por su paso, el valioso don de la unidad y de la paz en Oriente Próximo y para toda la humanidad", declaró el Papa tiempo atrás, al confirmarse el plan del viaje.

"El Santo Padre desea realizar este peregrinaje a Tierra Santa, como todos nosotros lo podemos hacer", dijo a la BBC Monseñor Antonio Franco, nuncio apostòlico (embajador de la Santa Sede) ante Israel. "Pero como es el Papa, el jefe de la Iglesia Católica, no puede venir como uno más sino que también encabezará misas y tendrá varios encuentros".

La parte política

Siendo el Papa no sólo jefe de la Iglesia Católica sino también del Estado del Vaticano, las reuniones con autoridades son inevitables.

El programa oficial de la Iglesia habla de "visitas de cortesía", tanto al referirse a la cita con el rey Abdalá de Jordania como con el presidente israelí, Shimon Peres, y el presidente palestino, Mahmud Abbas. El Papa arribará el lunes en un avión jordano al aeropuerto internacional Ben Gurion, aledaño a Tel Aviv y estará en territorio israelí hasta el viernes al mediodía, con la excepción del miércoles, que dedica al lado palestino.

Estos días han circulado informaciones según las cuales palestinos cristianos se han quejado de que el Papa "dedica demasiado tiempo a Israel y poco al lado palestino".

Las sensibilidades políticas acompañan la visita, por más que la Iglesia intente dejarlas de lado. Son varios los ejemplos al respecto.

En Jerusalén, la misa será en la zona de Getsemaní, en la parte oriental, donde Israel es oficialmente el soberano, aunque ello no es reconocido por los palestinos ni tampoco por el Vaticano.

"Hubo que maniobrar con muchos aspectos porque el tema de Jerusalén es delicado", dijo a la BBC el custodio de Tierra Santa, padre Pierre Battista Pizzaballa. "La responsabilidad es de la policía israelí, pero las invitaciones a la misa salen en nombre de la Iglesia".

Los palestinos querían que el estrado desde el cual el Papa pronuncie su discurso en territorio bajo su control, esté ubicado junto al muro construido por Israel.

Este jueves se publicó que Israel no lo autorizó y que el acto será en el patio de una escuela de las Naciones Unidas. Pero el nuncio apostólico Monseñor Antonio Franco, dijo a esta cronista que "nunca estuvo en el plan que haya un estrado junto al muro".

Entre religiosos

La parte religiosa domina claramente la agenda. Benedicto XVI oficiará misa en la zona de Getsemanì en Jerusalén, en la Plaza del Pesebre en Belén y en el Monte del Precipicio en la Galilea.

Orará en privado en el Santo Sepulcro y el Cenáculo -los dos santuarios más sagrados del cristianismo en Jerusalén- y en la Basílica de la Anunciación en Nazaret.

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La misa en Getsemaní será solo uno de muchos eventos religiosos en la agenda.

En señal de respeto a las otras dos religiones monoteístas, visitará el Muro de los Lamentos sagrado para los judíos y la zona de Haram el-Sharif, con las mezquitas sagradas para el Islam, también en Jerusalén.

Además, será recibido por el Gran Mufti de Jerusalén en la Mezquita Domo de la Roca -la de cúpula dorada- y por los dos Grandes Rabinos de Israel en la sede del Rabinato, cerca del centro de la ciudad.

Pero el deseo es también destacar la parte ecuménica, por lo cual el Sumo Pontífice visitará a los Patriarcas de las Iglesias orientales, el ortodoxo griego y el armenio, en Jerusalén.

Destacando la necesidad de aportar a un acercamiento general, precisamente por el conflicto que aún azota a Tierra Santa, tendrá reuniones con líderes cristianos de diversas denominaciones y líderes judíos y musulmanes.

Despliegue sin precedentes

Aproximadamente 80.000 policías estarán en servicio activo durante la visita del Papa a Israel, ya que decenas de miles se han agregado a los de rutina.

"El despliegue es prácticamente el doble que durante la visita del presidente George Bush", dijo un oficial de la policía, contando que de ellos, 28.000 estarán en la zona de Jerusalén.

El aeropuerto estará cerrado para recibir al Papa y no se permitirá ingreso de avión alguno al espacio aéreo israelí. El operativo de seguridad "Sotana Blanca", que es responsabilidad de la policía israelí, comienza ya el domingo.

"Estamos listos y me honra esta responsabilidad que nos han encomendado", dijo a la BBC Dudi Cohen, Inspector General de la Policía de Israel.

Cohen señaló que no hay ninguna advertencia concreta de atentados planeados contra el Papa "pero aquí siempre lidiamos con la necesidad de alerta anti terrorista".

El desafío será garantizar la seguridad del Papa y el orden público, permitiendo que 40.000 personas lleguen a la misa en Galilea y varios miles a la de Jerusalén, sin que protestas anunciadas de islamistas en Nazaret o de extremistas de derecha israelíes en Jerusalén logren alterar la agenda o causar peligro alguno.

El ministro de Turismo de Israel, Stas Misezhnikov, volvió a combinar los diferentes aspectos del viaje papal, al darle de antemano la bienvenida a Benedicto XVI.

"El Papa llega como un verdadero amigo del Estado de Israel y del pueblo judío", declaró. "Claro que para la Iglesia éste es un viaje religioso, pero para nosotros, también tiene una gran importancia a nivel nacional. Y esperamos que gran parte del mundo cristiano peregrine, siguiendo las huellas del Papa, a Tierra Santa".