"El caso" contra Sotomayor

  • Carlos Chirinos
  • BBC Mundo, Washington
Sonia Sotomayor y su sobrina Kylie.
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Hasta los más críticos reconocen el valor profesional y la inspiradora historia de Sotomayor.

Es su compatriota puertorriqueño; es un colega abogado y, sin embargo, Mario Díaz mira "con cautela" la posibilidad de que Sonia Sotomayor ocupe el puesto en la Corte Suprema de Justicia al que el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, la postuló el martes.

Aquello de la solidaridad hispana automática no funciona con Díaz, director legal de la organización Mujeres Preocupadas por EE.UU., un grupo que promueve "principios bíblicos" en las políticas públicas y que es una de las organizaciones conservadoras críticas de Sotomayor.

"Mi padre me llamó desde Puerto Rico dos minutos después de que el presidente nombró a Sotomayor y me preguntó que qué pensaba. El me dijo que el estaba muy orgulloso. Yo le dije que estaba muy orgulloso también de que ella sea puertorriqueña pero que había que mirarla como a cualquier otro candidato", le aseguró Díaz a BBC Mundo.

Y para él esa mirada debería ser cautelosa. No es precisamente la actitud que ha dominado a muchos grupos liberales y a las principales organizaciones de derechos de hispanos que existen en EE.UU.

Todos han alabado la "histórica selección" de Sotomayor como la primera latina para la Corte Suprema y la presentan como la personificación del llamado sueño americano, además de la demostración del creciente poder político de la comunidad hispana.

"Una latina inteligente"

Hasta los más críticos reconocen el valor profesional y la inspiradora historia personal de la jueza Sonia Sotomayor, que empieza con su infancia en el Bronx, sus logros académicos en las universidades de Princeton y de Yale y hasta su diabetes temprana.

Pero en su camino hacia los mármoles del Supremo, un acceso que debe contar todavía con la aprobación del Senado, podrían interponerse algunas polémicas declaraciones y al menos una reciente decisión como jueza de apelaciones de Nueva York.

En 2001, en una conferencia en la Escuela de Leyes de la Universidad de California, Sotomayor sugirió que en ciertos casos el sexo y la condición pueden afectar las decisiones de un magistrado.

"Yo esperaría que una latina inteligente, con la riqueza de su experiencia, llegue frecuentemente a una mejor conclusión que un hombre blanco que no ha tenido esa vida", había dicho Sotomayor, en unas declaraciones que han sido calificadas como racistas por algunos.

Para Mario Díaz esas palabras en boca de un juez son "inaceptables" y se pregunta qué pasaría si un juez blanco dijera algo similar.

"Uno de los principios básicos de la ley es que es ciega y no debemos estar viendo el color de la piel o si uno es pobre o no", le dijo Díaz a BBC Mundo, aunque reconoce que la experiencia personal afecta el carácter del juez pero no debe influir en la interpretación que haga de la ley.

Videopolítica

Una de las mayores preocupaciones expresadas por el Partido Republicano y en general por los conservadores estadounidenses es que los jueces "legislen desde el estrado", es decir que modifiquen o anulen leyes aprobadas por el Congreso.

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La sentencia en el caso de la demanda de los bomberos de New Haven puede complicar la aprobación de Sotomayor.

En el debate ideológico sobre la Constitución y las leyes, los sectores tradicionales defienden la aplicación estricta de los códigos frente a las interpretaciones y actualizaciones a las que son más dados los jueces considerados liberales.

Para los conservadores que adversan a Sotomayor, la prueba irrefutable de que es una jueza activista, es decir con una agenda política liberal, está en el video de otra conferencia realizada en 2005 en la Universidad de Duke.

Esos grupos se apresuraron a distribuir este material a los medios de comunicación, que lo han repetido incesantemente desde que se hizo oficial la postulación.

"Todos los fondos legales están buscando personas con experiencia en cortes de apelaciones, porque la corte de apelaciones es donde se hacen políticas", se ve decir a Sotomayor, mientras se ríe.

"Sé que estamos siendo grabados y que no debería decir esto porque nosotros (los jueces) no hacemos política. Lo sé. No estoy promoviéndolo o abogando por ello", termina diciendo la jueza, justo en la parte del video que no presentan sus críticos.

Quilates intelectuales

Se da por descontado que, con la entrada de Sotomayor, el llamado balance ideológico de la Corte no se verá afectado, ya que irá a sustituir al voto liberal de David Souter, quien -por cierto- era considerado una segura ficha conservadora cuando fue nominado por George Bush padre.

Pero algunos grupos conservadores temen que, si es ratificada por el Senado, Sotomayor sea la avanzada de una temida revolución dentro de la Corte que favorezca interpretaciones más liberales en temas como el aborto o los derechos de los homosexuales.

El presidente Obama podría -tener en un tiempo no muy lejano- la posibilidad de postular a otro magistrado si la jueza Ruth Ginsburg decide retirarse, afectada por su deteriorada salud.

"Los conservadores deben defender a la Corte Suprema como un lugar donde los casos son decididos por la fiel aplicación de la Constitución y no por políticas, experiencias o sentimientos personales", aseguró John Hoo, del Instituto Empresarial Estadounidense, un centro de diseño de políticas públicas de tendencia conservadora de Washington.

Sin embargo, entre los críticos también están quienes consideran que Sotomayor no tiene los quilates académicos, a pesar de que se graduó con honores en Yale y Princeton, dos de las universidades más prestigiosas y exigentes de EE.UU.

"Credenciales no implican excelencia (...) Los liberales han perdido la oportunidad de poner en la Corte a un líder intelectual que traiga una revolución progresiva en la ley", afirmó el mismo Hoo, quien pide a los conservadores no bajar la guardia.

Bomberos reprobados

Se calcula que en sus 17 años de trayectoria como jueza, primero como de distrito y luego de apelaciones, Sotomayor ha dictado unas 500 sentencias y participado en la redacción de otras 3.000.

Al menos una de ellas podría complicarle el proceso de confirmación en el Senado y, en el caso de que sea ratificada, tener que evaluarla de nuevo: la sentencia por el caso de una demanda de un grupo de bomberos blancos contra la ciudad de New Haven, Connecticut.

En 2008, el departamento de bomberos de la ciudad descartó los resultados de una prueba interna porque ningún miembro de alguna minoría logró buenas calificaciones.

Esa decisión impidió la promoción de los oficiales blancos que obtuvieron buena puntuación, por lo que demandaron al departamento. Uno de los demandantes es de origen hispano.

Como parte de un panel de apelaciones, Sotomayor apoyó la decisión de New Haven, lo que generó críticas entre quienes consideraban el fallo un caso de discriminación contra la mayoría en aras de la filosofía de acción afirmativa diseñada para favorecer a las minorías.

Ese caso está ahora ante la Corte Suprema y el fondo del reclamo del grupo de bomberos es que sus argumentos no fueron suficientemente analizados por el panel de apelaciones, algo que de ser revocado dejaría mal parada a Sotomayor.

La vida y la obra de Sotomayor empezará a ventilarse en las próximas semanas, pero para disgusto de sus detractores parece segura que ganará la confirmación del Senado.

Este miércoles, la Casa Blanca difundió una veintena de opiniones favorables de jueces y abogados sobre el trabajo de Sotomayor. Ninguno de los citados era de origen hispano.

Quizás haya sido porque ya las organizaciones comunitarias le han expresado suficientemente su respaldo. O porque quizás en este caso la solidaridad gremial no va necesariamente aparejada con una automática solidaridad cultural.