Boris Johnson, el excéntrico líder del Brexit que ha sido nombrado ministro de Exteriores de Reino Unido
- Redacción
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Boris Johnson ha cultivado una imagen de excentricidad.
El escenario estaba listo a fines de junio. Los ojos del país -y muchos de afuera- puestos sobre él ante el anuncio que todos daban como un hecho: que Boris Johnson aspiraría a ser el líder del Partido Conservador y, por ende, primer ministro del Reino Unido.
Pero el excéntrico hombre de los mechones de pelo casi blancos volvió a sorprender al informar que no presentaría su candidatura para reemplazar a David Cameron.
En la sala donde pronunciaba su discurso se escucharon gritos de sorpresa, una escena que seguramente se repitió en salas de redacción, oficinas y hogares a lo largo y ancho del país. Boris Johnson había vuelto a hacer lo que nadie esperaba. Ni siquiera su padre.
Tras dos semanas desaparecido, Johnson ha vuelto a emerger este miércoles frente a la prensa, después de que se supiera que la nueva primera ministra de Reino Unido, Theresa May, lo ha nombrado ministro de Exteriores de su gobierno, una decisión que no estará exenta de polémica.
Su perfil creció con el triunfo de la opción de que Reino Unido abandone la Unión Europea en el referendo del pasado 23 de junio, pero desde mucho antes su estilo original y su buen humor lo habían vuelto muy popular, especialmente entre los conservadores.
De cuna privilegiada, Alexander Boris de Pfeffel Johnson (con antepasados turcos, franceses y alemanes) nació en Nueva York en 1964 -tuvo ciudadanía estadounidense hasta 2006- y realizó sus primeros estudios en la famosa escuela de Eton, fundada por Enrique VII en 1440 y a la que han asistido 19 primeros ministros, incluido Cameron.
Luego, siguiendo en la misma línea, estudió los clásicos en la Universidad de Oxford. Al graduarse empezó a trabajar en una firma de consultoría, de la cual renunció a la semana por encontrar su labor "increíblemente aburrida".
Ingresó al periodismo y desde entonces nunca ha estado lejos de la polémica. Entró al venerable diario The Times, de donde fue despedido por inventar una cita (de su propio padrino) para un artículo. Después pasaría por el Daily Telegraph y la revista The Spectator.
Trabajó como corresponsal en Bruselas, Bélgica, donde se destacó por sus trabajos euroescépticos.
La política
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Boris Johnson en una de las bicicletas del sistema que implementó en Londres.
En 2001 ganó un escaño al Parlamento representando a Henly, un distrito conservador del condado de Oxfordshire. Desde allí empezó a distinguirse por sus comentarios políticamente incorrectos.
Una vez asoció Papúa Nueva Guinea con "orgías, canibalismo y matanzas de líderes tribales". También describió a la ciudad inglesa de Portsmouth como "demasiado llena de drogas, obesidad, mediocridad y parlamentarios laboristas".
Pero su gran salto a las ligas mayores de la política británica lo realizó en 2008, cuando ganó la alcaldía de Londres.
Inmediatamente después tomó decisiones populares como prohibir el consumo de alcohol en el transporte público y lanzar un sistema público de alquiler de bicicletas en el centro de la ciudad. Se las conoce como "Boris-bikes" (bicicletas-Boris).
Reelecto en 2012 por otro período, estuvo al frente de unos exitosos Juegos Olímpicos ese año.
Fue por esa época que dijo a la BBC que su cargo como alcalde de Londres sería su último "gran trabajo" en la política.
Pocos le creyeron en ese momento y mucho menos cuando volvió a ganar un puesto en el Parlamento representando al distrito de Uxbrigde y South Riuslip, en Londres (según el sistema británico, para ser primer ministro o secretario hay que ser parlamentario). Johnson se lanzó con vigor a hacer campaña en favor de abandonar la Unión Europea.
Su arriesgada apuesta pagó cuando se conocieron los resultados del referendo: Reino Unido votó a favor de dejar a Europa.
Al día siguiente, David Cameron anunció su dimisión y dijo que para octubre el país debía tener un nuevo primer ministro.
Pocos dudaron que Boris Johnson sería uno de los candidatos.
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Johnson durante el discurso que pronunció luego de conocerse los resultados del referendo.
En su primer discurso luego de difundirse los resultados -y después de atravesar una barrera de furiosos jóvenes británicos proeuropeos que lo esperaban a la salida de su casa- lo primero que hizo fue rendirle un homenaje a Cameron, al mismo tiempo se ponía a su nivel.
Su discurso fue sobrio, poco triunfalista y el tono, como lo dijeron analistas de la BBC, era "statesmanlike", es decir, tratando de mostrarse como un estadista.
Exactamente el mismo tono que utilizó en el discurso en el que todos esperaban que anunciara su candidatura.
Horas antes había sufrido un revés: el secretario (ministro) de Justicia, Michael Gove, otra de las caras visibles del Brexit y quien muchos creían que apoyaría una eventual candidatura de Boris Johnson, había anunciado sus aspiraciones personales a ser Primer Ministro.
¿Contribuyó esto a que Boris Johnson no se presentara? Forma parte de las especulaciones que empezaron a crecer después de que dijera que no "podía ser la persona" para unir su partido y hacer que un mejor futuro para el Reino Unido.
El "rumour mill" -(molino de los rumores) como se dice en el Reino Unido- empezó a girar a toda su potencia. ¿Llegó Johnson a un acuerdo con Gove? ¿Quiere que otra persona enfrente las inevitables consecuencias políticas y económicas de la salida de la Unión Europea para aspirar en algunos años?
Tratándose de Boris Johnson, nada se podía descartar.
Y este miércoles ha vuelto a sorprender.
Theresa May lo ha nombrado canciller y muchos se preguntan cómo afrontará en su nuevo cargo la salida de Reino Unido de la Unión Europea.
*Este artículo se publicó originalmente en BBC Mundo en junio de 2016 y ha sido actualizado tras conocerse el nombramiento de Boris Johnson como nuevo canciller británico.
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Boris Johnson durante el discurso en que anunció que no aspiraría a ser Primer Ministro.