En fotos: compañía y soledad en la lucha contra el Alzheimer
El fotógrafo argentino Alejandro Kirchuk registró durante tres años la lucha de sus abuelos maternos contra el Alzheimer que padecía su abuela Mónica.

El fotógrafo argentino Alejandro Kirchuk registró durante tres años la lucha de sus abuelos maternos contra el Alzheimer que padecía su abuela Mónica.
La enfermedad degenerativa deja al paciente en una situación de gran dependencia. En esta imagen, Kirchuk registra uno de los pocos movimientos que su abuela podía hacer hacia el final de la vida: arreglarse la manta.
Marcos lleva comida a Mónica. Cinco años después del diagnóstico, debido a la creciente dificultad para masticar, ella sólo era capaz de ingerir alimentos licuados
Marcos, solo, sentado en la cama, descansando. El Alzheimer afecta no sólo al paciente sino también a quien lo cuida. La fatiga física, el estrés y los conflictos emocionales son algunos de los problemas que acompañan la dura realidad de la lucha contra ese mal.
Durante más de tres años, Marcos alimentó a Mónica. "Aprendí a ser paciente y cuidar de su alimentación", dice. "Cada comida duraba una hora".
Marcos limpia objetos en el baño cerca de la cama donde permanece Mónica. Kirchuk dice que cuando comenzó su trabajo fotográfico, ella llevaba dos años sufriendo la enfermedad de Alzheimer y su vida era casi normal.
En su último año de vida, Mónica se mantuvo casi todo el tiempo en una cama ortopédica, totalmente dependiente de la ayuda y la asistencia de su marido.
Marcos observa viejas fotografías de la pareja que se mantiene en su billetera. Cuando no cuidaba a Mónica, el abuelo se mantenía sumido en sus pensamientos.
El afecto que el esposo y sus familiares le daban era prácticamente el único medio de de establecer una relación con Mónica, aunque fuera por unos segundos. Según los estudios, el contacto físico es tan importante para los pacientes de Alzheimer como el apoyo médico.
Marcos sostiene la mano de Mónica al pasar de una habitación a otra. A pesar de los cuidados intensivos, Marcos dijo: "Dónde va a estar mejor que aquí que es tratada como una princesa; aquí ella lo tiene todo", decía.
Mónica murió el 13 de julio, en los brazos de su marido, en la casa de la pareja en Buenos Aires, cinco años después de ser diagnosticada con Alzheimer. Marcos visita a la tumba al menos una vez al mes.
Después de la partida de Mónica, Marcos se enfrenta probablemente al momento más difícil de su vida. No sólo por la soledad y el anhelo de la compañía de su esposa, sino por el desafío que representa acostumbrarse a vivir sin ella a sus 89 años de edad.